sábado, 27 de julio de 2013

El asistente de la morgue que fue Jack the Ripper

ROBERT MANN: JACK EL DESTRIPADOR COMO ASISTENTE DE LA MORGUE

Presunto retrato del sospechoso Robert Mann


Mei Trow: historiador británico que postula
a Robert Mann como asesino de Whitechapel


Psicólogo forense Laurence Alison:
apoya la hipótesis que involucra a Robert Mann



En el año 2009 el historiador británico Mei Trow presentó una llamativa conjetura sobre la elusiva identidad de Jack el Destripador en su libro "Jack the Ripper: asesino revelado", luego llevada a la pantalla en vídeos que desde entonces recorren la web.

El candidato propuesto por Mei Trow lo constituye un sombrío asistente de la morgue de Whitechapel llamado Robert Mann, que pasara casi inadvertido en la historia oficial de aquellos salvajes crímenes victorianos. Y no sólo el historiador apunta su dedo acusador contra este portero de funeraria, sino que a él se suma el psicólogo forense Laurence Alison de la Universidad de Liverpool.

Conforme pondera este segundo profesional, el perfil de Robert Mann se ajusta al diagrama diseñado en el año 1988 por el FBI para el anónimo Destripador: un sujeto gris, de pobre extracción social, analfabeto o con conocimientos muy rudimentarios, proveniente de un hogar roto, trabajador de baja categoría, socialmente inepto, y probablemente asistente de una carnicería o de una morgue. Ese último rasgo (su oficio y medio de subsistencia) tornaría a Robert Mann en un sospechoso altamente creíble.

Este hombre simboliza todo lo opuesto a un candidato potente, de los muchos que fueran barajados en diversos ensayos y filmes. Y es que el perfil del individuo muy poco dice: analfabeto, sobreviviendo en situación miserable como interno en el lóbrego depósito de cadáveres de la calle Old Montague -escuálido cobertizo que fungía de sala mortuoria, y donde se ejecutaban, en las más desvalidas condiciones, las autopsias sobre los más míseros de la región-.
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El susodicho era uno de los dos internos que trabajan a cambio de techo y comida en aquel antro (el otro era James Hatfield), y entre sus funciones se contaba la de acondicionar los fiambres para el examen clínico que sobre ellos practicarían los patólogos de turno. En el East End londinense de entonces, y en aquel depósito fúnebre, esa tarea usualmente recaía sobre el médico forense de la Policía Metropolitana, a la sazón: El Dr.George Bagster Phillips.

La historia no registra en cuántos de aquellos tenebrosos casos mortuorios colaboró Robert Mann, pero sí tomó nota de un par de auptopsias que con el tiempo se volvieron famosas, y en las cuales a ese empleado le cupo intervención. Ellas fueron la de Mary Ann "Polly" Nichols y la de Annie Chapman. Y en ambas emergencias la curiosa conducta asumida por el ayudante dio que hablar.

Cuando en la madrugada del 31 de agosto de 1888 la difunta Mary Ann Nichols fue transportada a la morgue en que laboraba este sospechoso, el mismo se puso a la tarea de desvestir y lavar el cadáver. Al hacer esto contrarió expresas órdenes impartidas por la Policía y provocó la furia del forense Phillips. Requerido en la encuesta judicial subsiguiente, Robert Mann se excusó frente al Juez de guardia Wynee Baxter alegando desconocimiento. A la pregunta de porqué había lavado el cuerpo sin vida no supo qué responder: ensayó torpes pretextos, tartamudeó, e incluso se dijo que sufrió un desmayo; luego de lo cual surgió la versión de que padecía epilepsia.

Lo cierto fue que el Magistrado, tras amonestarlo, terminó disculpándolo, y le advirtió al jurado que debía tenerse en consideración que el pobre hombre estaba sujeto a ataques y tenía mala memoria, lo cual justificaba que sus declaraciones no fuesen fidedignas.

El historiador acusador no cree lo mismo. Para él, Robert Mann, pese a su aparente tosquedad, resultaba un sagaz actor. Era el asesino serial, y supo despistar a jueces y autoridades haciéndose pasar por un infeliz. El ensayista está convencido de que aquel portero de la morgue desnudó y lavó el cuerpo mutilado para gozar admirando en silencio el fruto de su obra. Un regodeo propio de los psicópatas; bastante estudiado hoy día, pero incomprensible hace más de ciento veinte años atrás.

Mei Trow sugiere que el auxiliar fúnebre con toda probabilidad fue Jack el Destripador, y que nos engañó a todos durante largo tiempo. Especula también que, además de las cinco víctimas canónicas despachadas desde el 31 de agosto al 9 de noviembre de 1888, este homicida dio cuenta de Martha Tabram -el 7 de agosto de 1888- y de Alice McKenzie -el 17 de julio de 1889-, elevando a siete el número de las presas humanas abatidas.

Cuando finiquitó a Alice McKenzie sus fuerzas ya no eran las mismas que un año atrás, durante el apogeo de su saga sangrienta. Y es que -de acuerdo sostiene el estudioso- Robert Mann principiaba a acusar los síntomas debilitantes de la sífilis que lo llevaría a la tumba algún tiempo más tarde, en 1896, a los cuarenta años de edad.

¿Realidad? ¿Fantasía? ¿Exceso de imaginación?. Tal vez. Lo cierto es que este autor no está sólo en su hipótesis, sino que obtuvo el respaldo de otros profesionales de prestigio, como el ya mencionado psicólogo forense Laurence Alison.

"Jack el Destripador: Asesino revelado"
supone ciertamente una seductora opción. A pesar de que al sentido común le rechine ver al infame mutilador en la piel de un triste ayudante de morgue, por lo menos se trata de una conjetura plausible. Este sospechoso efectivamente residía en el epicentro donde ocurrieron los asesinatos, y coincide su patética existencia con el perfil diseñado para Jack the Ripper por el FBI. Empero, no hay evidencias que lo involucren efectivamente.

Incluso, como prueba en contra, puede mencionarse la declaración de su compañero de oficio James Hatfield en la encuesta celebrada por el deceso de Polly. Ese testigo contó que a la hora en que estaban asesinando a aquella mujer (a las 3 y 45 de esa mañana) él y Robert Mann dormían en sendos catres en la trastienda de la morgue de la calle Old Montague. Según pretendió aquel declarante, sólo se despertaron rato después cuando llegó un policía a avisarles sobre aquel crimen, y les ordenó que debían preparar el lugar para recibir el cuerpo que venía en camino.

5 comentarios:

  1. Se agradece el tenernos al tanto de la actualidad del caso, ya que estos textos ni se traducen al castellano e incluso los pocos que se hacen no llega a nuestras librerias, el sospechoso suena potable, aunque con tanto tiempo en las sombras de la historia oficial es dificil que sea de mucho peso, pero efectivamente el perfil coincide bastante, para muchos puede ser dificil de aceptar que jack era un don nadie, anódino, poco interesante en su entorno social, pero es que en la mayoria de los casos los asesinos seriales son así, con algunas contadas excepciones.

    Saludos Gabriel. Estamos al tanto de tu labor.

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  2. Gracias amigo Halford por seguir al tanto de mi blog.
    Fuerte abrazo

    Gabriel Pombo

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  3. La hipótesis de que Robert Mann sea el principal sospechoso detrás de los asesinatos de White Chapel es bastante pausible. Aún así, existen ciertos detalles en su perfil que llevan a descartarlo como tal.

    A parte del citado testimonio de James Hatfield, que verifica que tras el asesinato de "Polly" tanto él como Mann estaban pernoctando en la trastienda de la morgue, cabe señalar otro detalle no menos relevante: en el Londres de la época victoriana, las clases más bajas que residían en los suburbios marginales eran generalmente analfabetos. El asesino de las prostitutas, si se trata también el mismo autor de la famosa carta "From Hell", con el trozo de riñón adjunto, tenía capacidad de leer y escribir, y tendría dinero para adquirir la tinta, papel y el franqueo. Mann probablemente carecía de la habilidad para ello, y tampoco tendría acceso a materiales de escritura.

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  4. Thanks for sharing, nice post! Post really provice useful information!

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  5. Please may i ask where you found the photo of Robert Mann ?

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Gracias por comunicarse con Gabriel Pombo.