¿JACK THE RIPPER OPERÓ EN NUEVA JERSEY?: LA HORRIBLE MUERTE DE CARRIE BROWN
Los hechos y las víctimas (Onceava parte)
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Carrie Brown
posible víctima de Jack el Destripador
A poco más de dos meses de la muerte de Frances Coles se verificó el último homicidio que con insistencia –y algunas posibilidades– se pretendió facturado por este criminal. En tal emergencia, extrañamente, el atentado no se consumó en Inglaterra sino en otro continente. Esta circunstancia apoyaría la teoría de que el Destripador no fue capturado, pues se había alejado astutamente del teatro de sus crímenes tras haber emigrado, o por tratarse de un marinero itinerante.
En algún momento entre la noche del 23 y la madrugada del 24 de abril de 1891, en la habitación número 31 del hotel East River cercano al puerto de Manhattan, Nueva Jersey, halló la muerte una veterana prostituta a quien se conocía como “Old Shakespeare”, porque cuando estaba borracha se ponía a recitar párrafos de la obra de aquel glorioso dramaturgo. Su nombre verdadero era Carrie Brown.
Entre las 10.30 y las 11 de la noche del 23 de abril la vieron ingresar con un hombre a ese hotel, al cual habitualmente llevaba a sus clientes. La veladora nocturna del hospedaje, María Miniter, describió al acompañante como de unos treinta y cinco años, rubio, fornido, de nariz larga y aguileña, bigote claro y apariencia de marino extranjero. Vestía una chaqueta marrón oscura, pantalón negro y sombrero hongo negro. Según Miniter, el cliente se encargó de hacer la gestión para reservar la pieza y en todo momento se mostró muy discreto, y hasta temeroso de ser observado.
A la mañana entrante, un empleado de nombre Eddie Harrington ingresó al cuarto y encontró a Brown muerta sobre la cama. El forense Jenkins certificó que la habían estrangulado con una prenda íntima que seguía enroscada a su cuello. El médico asimismo registró profusos cortes que comenzaban en la región inferior del abdomen, alcanzando a los intestinos y al área vaginal. También lucía, a manera de sangrientos tatuajes, extrañas incisiones grabadas en las nalgas.
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Visión del mutilado cadáver de esta víctima
Según toda la apariencia, el objeto causante de las heridas lo constituyó un cuchillo de cocina muy fuerte y afilado que apareció en el lugar del homicidio.
La policía detuvo a un residente del hotel que moraba en la habitación número 33, la cual daba frente a la que Carrie ocupaba cuando fue asesinada. Se trataba del argelino Amir Ben Alí –apodado “Frenchy”–, quien no se asemejaba en lo más mínimo al cliente descrito por los testigos. Éste negó la acusación, pero igualmente fue condenado a cadena perpetua. El Jefe de Policía de Nueva York, Inspector Thomas Byrnes, se ensañó con el arrestado y proclamó a la prensa que no cabía la menor duda respecto a la culpabilidad de Amir.
El argelino fue trasladado a la cárcel de Sing Sing y, tiempo más adelante, se lo confinó en un hospital para criminales dementes. En 1902, al cabo de once años, se revisó su causa penal acreditándose mal manejo por cuenta de la policía y de la fiscalía. Se dio a entender que le habrían “plantado” pruebas incriminatorias en su habitación, donde se adujera haberse localizado ropas con manchas de sangre, pretendidamente de la víctima. Al perder eficacia aquellas supuestas evidencias el caso derivó, por vía de petición de indulto, al entonces Gobernador Benjamin Odell, jerarca que conmutó la pena de Alí y, seguidamente, se ordenó su puesta en libertad.
Una vez libre Frenchy circuló el rumor, recogido por los periódicos, de que aquel crimen había sido faena de Jack el Destripador venido a los Estados Unidos, por la clase de mutilaciones y la extracción de órganos. No obstante, ya era demasiado tarde para organizar una investigación seria, en tanto hasta el informe de la autopsia originaria a cargo del doctor Jenkins se había extraviado.
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Inspector Thomas Byrnes:
comandó las dudosas pesquisas
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