sábado, 4 de septiembre de 2010

Severin Klosowsky: sospechoso de ser Jack el Destripador



SEVERIN KLOSOWSKY alias
GEORGE CHAPMAN



El envenenador junto a una de sus esoposas asesinadas
Bessie Taylor.


El envenenador junto a su última esposa y víctima: Maud March

Clásica fotografía del asesino serial de mujeres



Un cruel homicida podría haber operado en el "Otoñó del terror" gozando de la colaboración de un doble, socías o clon, lo cual constituiría la manera perfecta de diluir las sospechas sobre su persona y de facilitar la verificación de los ataques.

La tesis de la existencia de un "doble" auxiliando al matador fue esgrimida por aquellos que propugnaron como culpable a confesos asesinos que, años más tarde de los crímenes en el East End londinense, resultaron atrapados y sometidos a la justicia.
La ocasión en donde se manejó con más insistencia la versión de que un presunto doble asistió a un confeso criminal, de quien algunos teóricos creyeron que -además de los homicidios por cuya causa se lo ejecutase- era responsable de los óbitos acaecidos en Whitechapel, fue el caso del envenenador Severin Klosowsky autoapodado George Chapman.
Entre los investigadores policiales para los cuales este hombre habría representado Jack el Destripador, cabe destacar a Frederick George Abberline.
Conforme cuenta una muy repetida anécdota, cuando por el año 1903 el Sargento George Godley arrestó al victimario Severin Klosowsky, el Inspector Abberline felicitó a su ex subordinado porque finalmente se había echado el guante al escurrizo depredador de los barrios bajos británicos.
En cuanto a lo que realmente se sabe acerca de la historia de Severin Antoniovich Klosowsky, cabe apuntar que se trataba de un polaco que con el correr del tiempo adoptó el apellido Chapman para así parecer más inglés. El apellido lo tomó del de una de sus novias, la cual por una curiosa coincidencia se llamaba Annie Chapman, igual que la segunda víctima "canónica" del Ripper.
El sospechoso contaba con veintitrés años en el otoño del terror de 1888, y se afincaba en Whitechapel donde trabajaba como auxiliar de barbero.
La de este sujeto fue una de las primeras pistas que el Inspector Abberline siguió mientras trataba de ubicar a un barbero alemán de apellido "Ludwig" que había sido detenido por su posible vinculación con los decesos, pero que fuera liberado antes de que el jerarca policial pudiese interrogarlo personalmente.
La búsqueda de Ludwig resultó fallida. Sin embargo el investigador se enteró de la existencia del también barbero extranjero Severin Klosowsky, y sus recelos pasaron a centrarse en este individuo, aunque tampoco llegó jamás a localizarlo.
El joven trabajó de manera itinerante en Londres entre 1888 y 1890, y a fines de ese último año emigró rumbo a Estados Unidos, Nueva Jersey.
Años después, por 1897, con el dinero de su nueva esposa -la viuda Isabella Spink- abrió una taberna.
A partir de entonces se inició la historia criminal que se le conoce y que lo conduciría a sufrir la pena de muerte.
La señora expiró en forma repentina y misteriosa, y lo mismo sucedió con las siguientes cónyuges del tabernero, las juveniles Bessie Taylor y Maud March.
La madre de esta última chica desconfió de Klosowski-Chapman, lo denunció y, tras la exhumación del cadáver, se descubrió que el viudo se había valido del empleo de estricnina para envenenarla.
Otro tanto se demostró que había realizado en los casos de las restantes mujeres fallecidas -de las cuales el asesino resultaba único beneficiario de pólizas de seguros de vida recientemente contratadas-.
Fue condenado y ejecutado a causa de estos homicidios consumados mediante el uso de venenos, y este modus operandi tan diferente a las carnicerías perpetradas por Jack determina que, por lo general, deviene descartado como un culpable plausible.
Empero, en su libro de 1959, " La identidad de Jack el Destripador", el escritor Donald Mc Cormick postuló la hipótesis de que un doble auxilió a Klosowsky en la concresión de los homicidios con mutilación inferidos contra las víctimas del Destripador.
Esta imaginativa teoría nunca fue probada.
La coincidencia de que el polaco vivía en Nueva Jersey en 1891 cuando fue ultimada brutalmente Carrie Brown -una veterana meretriz considerada una víctima "no canónica" de Jack the Ripper- avivó las sospechas de que aquel hombre verdaderamente pudiera haber sido el Destripador.
No obstante, al presente se desecha su nominación al rol de asesino de Whitechapel, sobre todo porque no concuerda el modus operandi.
Y es que los criminólogos estiman que no podría haber efectuado un giro tan radical, pasando de la realización de unos feroces acuchillamientos perpetrados sin motivos conocidos, al más calmado sistema de eliminar esposas con veneno e inspirado en fines de lucro.
Klosowski con el andar del tiempo llegó a adoptar de hecho el apellido Chapman, copiándolo del de una de sus ocasionales amantes para así parecer más británico. La compañera de aquel hombre se llamaba –por una curiosa coincidencia– Annie Chapman, al igual que la segunda víctima canónica del exterminador de Whitechapel.
El individuo había nacido en Polonia durante el año 1865, país del cual emigraría siendo niño, pasando a residir en la ciudad checa de Praga, donde ejerció su primera ocupación trabajando como auxiliar de barbero. Se alistó en el ejército ruso en calidad de “feldscher”; es decir, asistente sin título pero con conocimientos de cirugía, farmacia y medicina, de los que cabía esperar de un cirujano de barbería. En aquel entonces, un asistente de barbería no se limitaba a ofrecer a sus clientes el servicio de corte de cabello y rasurado, sino que estaba capacitado para practicar operaciones de cirugía menor, tales como la aplicación de ventosas o la extirpación de verrugas.
Y, precisamente, como ayudante de barbero hallaría Severin su inicial empleo cuando arribó a Gran Bretaña a sus veintitrés años en 1888. Aparentemente, la de Klosowski fue una de las iniciales pistas que siguió Frederick Abberline mientras trataba de ubicar a un asistente de barbero alemán conocido como “Ludwig”, el cual había resultado detenido por las autoridades por su posible vinculación con el caso, pero se lo liberó antes de que el detective pudiera interrogarlo.
Abberline, quien por algún motivo no quedó conforme con dicha liberación, siguió tras el rastro del presunto Ludwig, y aunque no lo pudo encontrar se le reportó sobre la existencia de un individuo con un extraordinario parecido físico con éste, cuyo nombre sonaba como “Sholski” o algo similar.
Se trataba, este último, de un polaco que fungía como auxiliar de barbero y que podría estar también involucrado en la historia del Destripador, según le fuese informado secretamente al inspector. Sucesivos rumores llevaron al pesquisante a dirigirse a una barbería situada en West Green Road, donde se enteró que aquél ya no trabajaba allí y que su verdadero nombre era Severin Klosowski.
El tenaz policía persistiría en buscar sin suerte a dicho sujeto, pese a que un vendedor ambulante de insumos para peluquería de apellido Levisohn –que conocía de primera mano al hombre– le aseguró que el muchacho no tenía instintos homicidas y que sólo estaba interesado en instalar su propio negocio, pero no en matar prostitutas.
Empero, del hecho de que este jerarca policial nunca terminó de descartar al elusivo ayudante de barbero del elenco de sospechosos da cuenta el comentario que le realizara al sargento George Godley quince años más tarde, luego de que ese policía finalmente detuviera al envenenador. Y resulta que, de acuerdo pretende una muy repetida anécdota, cuando por el año 1903 Godley capturó al criminal apodado George Chapman, el inspector Abberline felicitó a su antiguo subordinado porque le había echado mano al escurridizo asesino del East End.
Lo cierto fue que no se arrestó a aquel individuo bajo la acusación de haber incurrido en los crímenes de Jack, sino por la comisión de varios asesinatos de su propio sello, llevados a cabo a través del uso de venenos.
Pero, antes de arribar a tan patético desenlace, el joven polaco –tras trabajar en forma itinerante en Inglaterra de 1888 a 1890– cumpliría su vieja aspiración de instalar su barbería propia. No le sonreiría el éxito financiero en ese emprendimiento, y en las postrimerías del año 1890 cerraría el fallido negocio para emprender viaje con destino a Estados Unidos en compañía de su flamante esposa Lucy Baderski, hermana de un sastre coterráneo suyo.
Una vez en tierra norteamericana, abrió otra peluquería en la ciudad de Jersey, y al cabo de poco tiempo su cónyuge lo abandonó cansada de las continuas infidelidades de Severin. La mujer retornó a fines de 1891 al Reino Unido, siendo seguida por nuestro barbero, quien para el año 1893 convivía con otra señora –la ya citada homónima de la víctima del Destripador–, ocasión donde adoptaría el alias de George Chapman y cambiaría de ramo mercantil instalando una taberna.
Como si la modificación de nombre asumida le hubiera provocado igualmente una desviada mutación en su personalidad, Klosowski/Chapman comenzó a descender por el barranco del delito.
La taberna a cargo de George Chapman se hallaba emplazada en City Road, pero el dinero gracias al cual se mantenía ese negocio provenía de los ahorros de Isabella Spink, una mujer de mediana edad que se había divorciado de su marido para casarse con el ex barbero el cual, por el contrario, nunca se divorció de su primera esposa. Luego de una corta y repentina enfermedad, la vida de esta señora se apagó en el año 1897.
El tabernero empleó pronto, en calidad de camarera de su negocio, a Bessie Taylor, con la que contrajo nuevas y viciadas nupcias. Esta fémina, al igual que ocurriera en el caso de Mrs. Spink, fallecería a consecuencia de una desconcertante enfermedad que la invadió en forma abrupta.
Pese a los comentarios sorprendidos de los médicos que la asistieron en sus últimos días, y que se mostraron impotentes para determinar la causa de su decaimiento, nadie acusaría a su cónyuge y empleador.
En 1901 una nueva chica resultó contratada para trabajar como moza en el establecimiento del polaco. Maud March –así se llamaba la misma– tras casarse con su patrono, se vio de repente afectada por extraños síntomas que la condujeron rápidamente a la muerte. La madre de la joven sospechó que Chapman debía ser el responsable del fenecimiento de su hija, y lo denunció ante las autoridades.
La ulterior investigación forense establecería que el deceso de la muchacha fue debido a un envenenamiento causado por la ingesta de antimonio. El antiguo barbero se había valido de su dominio de los rudimentos en materia farmacéutica para lo cual su oficio lo había capacitado. Sin embargo, no conseguiría engañar a los médicos forenses encargados de examinar el cadáver de esta tercera víctima, quienes fácilmente detectaron la presencia de rastros de veneno en el organismo de la occisa.
Las exhumaciones ordenadas sobre los cuerpos de Isabella Spink y de Bessie Taylor demostraron, sin sombra de duda, que sus muertes habían devenido sendos homicidios facturados con idéntico modus operandi que el utilizado para finiquitar a Maud March. Quedaba muy claro quién era el responsable, y le tocaría –como ya se señalara– al sargento George Godley de Scotland Yard el mérito de arrestar personalmente al envenenador.
La tesis de que Severin Antoniovich Klosowski tenía un doble la expuso el escritor Donald McCormick. Lo novedoso del planteo estribó en que ese comentarista en realidad creía que el asesino era el doble o socías de George Chapman, y que este último más bien constituía el cómplice de Jack el Destripador, pero no era el criminal mismo.
Después de todo, Klosowski/Chapman acreditó ser un envenenador, y esa faceta parece alejarlo radicalmente del estilo sangriento empleado por Jack. Ese doble era también un cirujano de barbería que por razones desconocidas se hacía pasar a veces por George Chapman. El citado autor sugiere para el papel de clon ultimador a un ficticio personaje encarnado por un psicopático homicida ruso: el doctor Alexander Pedachenko. La variante que aquí se ofrece radica en que en vez de tratarse de un médico demente, el mismo tendría el oficio y la destreza de un cirujano de barbería, y escaparía indemne tras inferir sus agresiones merced a su asombrosa capacidad para disfrazarse de mujer.
Y no sólo de haber sido Jack the Ripper se acusó a este delincuente.
El riperólogo Michael Gordon propuso la teoría de que El Asesino del Torso de Támesis y Jack the Ripper conformaron una misma persona y, además, se atrevió a identificar al culpable que se ocultaba bajo ambos seudónimos criminales.[1]
     El mismo era Severin Klosowski alias George Chapman, del cual hablamos en el capítulo segundo de este libro. Atendiendo al sospechoso postulado habría que descartar que fuese el responsable de la inicial secuencia de los crímenes del Támesis por una mera razón de edad. Severin Klosowski, nacido en 1865, era apenas un niño de ocho años cuando comenzaron a verificarse los hallazgos corporales. En 1887, no obstante, cifraba veintidós años y podría sí haber constituido un precoz desmembrador de mujeres.
      Que supo asesinar féminas ya lo sabemos; pero acreditadamente las ultimaba mediante envenenamiento.
      El referido autor destacó que el sospechoso estuvo en Inglaterra durante los crímenes del Destripador y que habría regresado, luego de una estadía en el exterior, en el intervalo cuando ocurrieron las siniestras apariciones en las cercanías del principal río británico.


         Para algunos expertos Severin Klosowski fue tanto Jack el Destripador como el Descuartizador de Támesis (recreados respectivamente en estas dos imágenes por el eximio ilustrador Alejandro Colucci)




[1]      Gordon, Michael, The Thames Torso murders  of victorian London, Editorial McFarland, Carolina del Norte, Estados Unidos, 2002

1 comentario:

  1. Magnífico documento Maestro Pombo. Varias cosas me vienen a la cabeza. La edad de este personaje no concuerda con la edad descrita por cualquiera de los testigos del caso y si llega a Londres entre 1887 y 1888 no creo que conociera perfectamente las calles y conexiones de la zona, además su modus operandi, como bien señalas no concuerda con el del famoso asesino. Si el doctor Pedachenko fue finalmente ultimador y cómplice, entonces si podría encajar la historia, aunque, en mi opinión, el hecho de estirpar y llevarse consigo órganos reproductores de cada una de las víctimas, a excepción de Liz Stride, podría parecer la obra de algún médico o estudiante de medicina con ánimo de lucro o con fines experimentales o investigaciones y en estos supuestos el Dr. Pedachenko podría encajar.

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Gracias por comunicarse con Gabriel Pombo.