lunes, 11 de julio de 2011

Jack el Destripador y la teoría del asesino enamorado

JACK EL DESTRIPADOR: UN ASESINO ENAMORADO.
La teoría que acusa a JOSEPH BARNETT.





Imágenes: Arriba a la izquierda, vista lateral de la tétrica habitación número 13 de Miller´s Court, en cuyo interior se asesinara a Mary Jane Kelly. Al costado izquierdo: Dibujo contemporáneo de Joseph Barnett amante de la víctima Mary Jane Kelly, a quien también vemos (arriba) en un bosquejo de la época.














Joseph Barnett tenía treinta años, y estaba cesado de su trabajo habitual cuando fue brutalmente masacrada su ex novia Mary Jane Kelly, el viernes 9 de noviembre de 1888. Su actividad usual consistía en trabajar como changador en el mercado de pescado de Billinsgate, aunque ocasionalmente laboraba de peón en la construcción.

Fue el último concubino de la joven y sensual irlandesa conocida como "Marie Jeannette", "Fair Emma", "Ginger", y por varios otros seudónimos; y hasta escasos días precedentes a la tragedia compartió con ella la minúscula habitación número 13 del edificio de Miller´s Court, situado frente al número 26 de la calle Dorset.

El 30 de octubre de 1888 se había separado de la chica, luego de protagonizar una violenta pelea en cuyo transcurso los airados amantes se agredieron lanzándose con cuanto objeto contundente tuvieron a mano y, de resultas de tal estropicio, se rompió el vidrio de la ventana contigua a la puerta que daba ingreso al modesto alojamiento.

Al parecer, mientras el joven se hallaba con empleo, ayudaba a la manutención de la muchacha, y ésta no ejercía la prostitución ni se alcoholizaba durante esos intervalos. El problema radicaba en que Joe solía estar desocupado, situación que precipitaba las fricciones entre ambos provocando que, acuciada por la necesidad, ella volviera a vender su cuerpo, recorriendo las callejuelas del Este de Londres en busca de clientes.

La realidad era que la peliroja no conocía otro modo de ganarse la vida para afrontar el pago de la renta y mantenerse, y aún dedicada a su profesión las ganancias obtenidas no le alcanzaban para saldar sus cuentas. Tanto era así que a la fecha de su deceso, su atraso en el abono de los arriendos ascendía a una libra y nueve chelines. Ese adeudo determinó que Thomas Bowyer, el dependiente encargado de las cobranzas, aporreara su puerta a las ocho de aquella lúgubre mañana y, tras correr la escuálida cortina que cubría el cristal roto -para averiguar si la mujer estaba dentro y fingía no oírlo-, escudriñó por la hendidura captando la conmovedora visión de aquel cuerpo irreconocible y mutilado sobre el camastro tinto en sangre.

Joseph Barnett dispuso de oportunidades más que suficientes para ser el matador de su amante, e igualmente para finiquitar a las precedentes víctimas. En la teoría que lo postula como el culpable de las muertes se sindica que, dada su relación sentimental con Mary Kelly, representaba una figura familiar para otras compañeras de oficio de aquella, circunstancia que contribuyó a que éstas no estuvieran en guardia cada vez que él procedía a atacarlas.

En cuanto a las desfiguraciones que presentaban los cadáveres, se alegó que la destreza adquirida por este sujeto, gracias a su labor de cortador de pescado en el mercado, le habría proporcionados los rudimentos técnicos que el macabro desmembrador victoriano acreditó poseer a la hora de diseccionar los organismos. Barnett resultaba un joven carente de fortuna que, en principio, no exhibía bastante inteligencia como para hacer pensar que pudiese salir bien librado. Sin embargo, evitó la segura ejecución que habría sido su destino inexorable si era desenmascarado y aprehendido.

Conforme se supo, un homónimo suyo falleció en 1926 en la localidad británica de Stepney, a la edad de sesenta y ocho años; bien podría haberse tratado del amante de Mary Kelly, y haber constituido -ciñéndonos a esta propuesta- su bárbaro matador.
Enfermo de pasión por la cautivante peliroja Barnett habría tratado de persuadirla para que abandonase su existencia promiscua y se comprometiese en exclusiva con él.

A tal fin, la emprendió contra las compañeras de oficio de su novia, finiquitándolas de una forma singularmente violenta y sádica. Si Mary creía que podía transformarse en la próxima víctima de un implacable psicópata, era factible que se convenciera de que lo mejor para ella consistía en renunciar definitivamente a las calles, y pasar a vivir segura bajo la protección de su devoto amante.

El retorcido plan parecía ir transitando por exitoso camino. La joven transcurría sus días sumida en el temor, tras enterarse de los espantosos homicidios que se iban acumulando a su alrededor. Pero al encontrar el hombre a su chica compartiendo el lecho con otra prostituta llamada María Harvey -según una versión las sorprendió en medio de una relación lésbica- se retiró de la vivienda, humillado y derrotado en su afán reformador.

En la tenebrosa madrugada del 9 de noviembre de 1888, Joseph habría arribado a la habitación número 13 de Miller´s Court para ensayar un postrero intento reconciliador, y trató de hacer, de una vez por todas, las paces con su antigua concubina. Sobrevendría el tajante rechazo de la mujer, otra virulenta disputa, y la furia homicida del individuo se dispararía como jamás antes ocurriera. Eso explicaría la extensión y el salvajismo de las mutilaciones.

¿Fue Joseph Barnett el asesino de su amada y, además, Jack el Destripador?.
Casi seguramente no, atento a la carencia de evidencias a fin de incriminarlo. La hipótesis que lo pinta como un hombre que se abismó en los crímenes más barbáricos cegado por el amor frustrado, aunque literariamente devenga seductora, termina resultando demasiado artificiosa y forzada.

Poco se sabe a ciencia cierta del gris cortador de pescado y peón de albañil ocasional. Tal vez continuó residiendo en Whitechapel. Es posible que haya contraído enlace o que se buscase una nueva concubina, tratando de olvidar la tormentosa tragedia caída cual funesto rayo tan cerca suyo. Quizás, conforme se especulase, se mudó del distrito y, sin llamar la atención, concluyó oscuramente su existencia casi cuarenta años más tarde.

1 comentario:

  1. La clave de este caso gira alrededor de la llave de la puerta de la mísera habitación. Esa puerta se encontró cerrada con llave, de tal guisa que no pudieron más que echarla abajo con una piqueta el Sr. MCarthy y su ayudante. Si la puerta no hubiera estado cerrada con llave habría podido ser abierta desde la ventana adyacente,ventana esta que por dentro de un pequeño cristal inferior roto, era utilizado por Mary Kelly para abrir la puerta desde fuera. Según declaró Barnett a la policía, la llave se había extraviado hacía tiempo, pero lo cierto es que la puerta estaba cerrada con llave esa mañana. Se hace referencia en wikipedia a que la occisa Catherine Edowes podría haber manifestado en algún momento que conocia la identidad del asesino, y justo después de salir de comisaria fue brutalmente ultimada. Otra circunstancia que se apunta en wikipedia en torno a Joseph Banett recae en que fumaba en pipa y su pipa fue encontrada en la habitación dónde encontraron el cuerpo de Kelly.

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Gracias por comunicarse con Gabriel Pombo.