ASESINOS SERIALES:
DISERTACION DE GABRIEL POMBO

Distintos momentos de la alocución (12 de abril 2014)
Anuncio del congreso de criminología que se celebró en la Sala Kolping (Montevideo-Uruguay)
Palabras de presentación de la Coordinadora del evento: Psicóloga Adriana Savio:
Con nosotros tenemos al Dr. Gabriel Pombo. Doctor en derecho de la UDELAR. Especializado en ciencias forenses. Escritor y comunicador. especialista en las ciencias del delito y la criminología. Penalista. Especializado en el estudio del caso de Jack the Ripper y la era victoriana, habiendo publicado los libros: "El monstruo de Londres. La leyenda de Jack el Destripador" y su complemento: "Jack el Destripador. La leyenda continúa". El doctor nos estuvo acompañando en la jornada del día de ayer 11 de abril de 2014. En esta ocasión la mesa es sobre estudio de asesinos seriales más relevantes de la historia de la criminalidad, análisis de aspectos criminológicos y procesamientos acordes según la tipificación de los mismos y circunstancialidades. Habrá, por consiguiente, una presentación del libro "Historias de Asesinos" del autor. Un placer recibirlo de nuevo doctor.
Exposición:
Aunque sea un lugar común tengo que decir que el placer es para mi. Destaco y agradezco la generosa invitación recibida, y haré el esfuerzo de que haya amenidad en esta charla que me fue asignada. Como también dije, luego veremos si el amable público -juvenil en su mayoría- al cabo de esta exposición, que hoy será más breve que en el día de ayer, sale conforme. Bueno: Asesinos seriales. Apelando aquí a la memoria de quienes vinieron en la oportunidad anterior, recordarán que hablamos de tipologías criminales. Es decir, de aquellos instrumentos que utiliza la criminología para encuadrar la conducta del asesino que actúa en forma serial; aquél que es muy distinto a otro tipo de homicida, como puede ser el homicida masivo o en masa, o el llamado "Spree Killer" también conocido como asesino itinerante o arbitrario.
Nos centralizamos, entonces, en el asesino en serie o secuencial.
Este tema ha sido el móvil que me indujo a publicar un trabajo que tiene ya unos años -data del 2010- sobre esta clase de criminales. Lo que me motivó fue hacer una cronología de los casos más relevantes con la dificultad que esto conlleva porque, siendo tan variada y confusa la fenomenología de la criminalidad serial, es realmente tarea ardua escoger entre tantos casos. Tuve que comprimir, en una obra no destinada a los especialistas sino al público profano, aquellos casos más representativos en la materia. Mi libro ("Historias de Asesinos") no es una obra destinada a los profesionales. No es una obra técnica, sino que busca que se conozca de primera mano, y de la manera más sencilla posible, el fenómeno del homicidio en serie.

Mi propósito fue hacer una obra amena, entretenida y que pudiera hacer pasar un buen rato al lector, aunque sin perder el toque didáctico que debe poseer todo trabajo que se precie de ser serio en una materia tan difícil, complicada y profunda como es ésta.
Estamos hablando de la vida y de la muerte. Estamos hablando de individuos que quitan el bien más preciado, el valor jurídico más preciado que es la vida. Y, además, lo hacen por razones que son misteriosas y siguen siendo un enigma, más allá de todos los instrumentos que la ciencia criminológica ha utilizado para enfrentarlos, y que en la charla de ayer hemos expuesto. Las tipologías son simplemente instrumentos. No van a predecir cómo impedir el delito, ni cómo evitar el nacimiento y gestación de un individuo cuya psicopatía lo va gobernando y lo convierte finalmente en un asesino serial. Tampoco pueden evitar algunas características propias del asesino en serie, como es la imposibilidad de detenerse una vez que se ha embarcado en ese raid vesánico que lo lleva a la consumación de su delito de sangre.
BURKE Y HARE
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En mi obra se comienza haciendo un recorrido por la historia. Y el primer caso de asesinos en serie que cautivó mi atención, y me pareció digno de incluir en el libro, fue prácticamente mítico. Cuando comencé a estudiarlo llegué a pensar que en realidad no había ocurrido, que era un fantasía. Me refiero al caso de William Burke y William Hare. Estamos hablando de dos profanadores de cadáveres. Vamos a situarnos en el tiempo y en el lugar donde se consumaron los hechos: principios del siglo XIX, Edimburgo, Escocia. Procedían de Ulster; o sea, eran Norirlandeses, pero sus delitos los cometieron en Escocia. ¿Cuál era la motivación de estos homicidas? ¿Qué diferencia hay en ellos con respecto a los homicidas de mediados a fines del siglo XX?
El gran elemento diferenciador que salta a la vista es que estos dos sádicos asesinos actuaban movidos por una finalidad de lucro, por un afán económico. Ellos desenterraban cadáveres y los vendían a entidades médicas. Comenzaron ejerciendo esta actividad sin asesinar a nadie. Pero, un buen día, el destino quiso que en el hotel o casa de huéspedes que regentaba la esposa de uno de ellos (es decir, de William Hare) falleciera una persona. Algunos autores dijeron que fue víctima de hipropesía, y otros que murió por un ataque cardíaco. Sin embargo, lo verdaderamente importante no fue cómo falleció ese hombre, sino lo que a estos criminales se les ocurrió hacer con su cadáver. Al encontrar al huésped muerto en su habitación, por causas naturales, se les ocurrió llevar el cuerpo al consultorio clínico del doctor Robert Knox. Éste era un anatomista, y el principal cliente de ellos, el cual les daba una remuneración económica a cambio de la entrega de esos cuerpos. Obviamente, el anatomista desconocía que en este caso no se trataba de un cadáver sacado de su sepultura, sino de alguien que había fallecido dentro de una residencia. La remuneración económica que entonces recibieron Burke y Hare fue mucho mayor que la magra y pobre retribución que normalmente obtenían cada vez que entregaban un cuerpo en malas condiciones.
Como estamos ante personas psicopáticas, esto despertó su ambición y sus bajos instintos; y no encontraron mejor idea para mejorar sus ganancias que la de convertir en cadáveres a personas que llegaban a esa residencia de huéspedes. Generalmente se trataba de gente desprevenida: vagabundos, prostitutas, adolescentes escapados de sus familias. Vale decir, el tipo de personas por las que nadie se iba a preocupar y a la cual la policía no estaría haciéndoles seguimiento. Por lo tanto, increíblemente, comenzaron a sumar una retahíla de crímenes. Una seguidilla de homicidios que llegaron a totalizar dieciséis, según los registros policiales y judiciales de la época. Finalmente fueron arrestados. Fue ejecutado el ejecutor material William Burke, quien mataba mediante una maniobra de estrangulación que se conoce en la historia médica y anatómica como el "Método Burke", que era un tipo de sofocación manual muy especial. Hare era más bien el cómplice. Finalmente Hare y su esposa -también cómplice- logran un acuerdo con la fiscalía, y evitan así la ejecución. No fue ese el destino que le cupo a William Burke, el cual terminó -con justicia, dirán muchos- colgado en una plaza pública de Edimburgo.
En este caso tan macabro, que parece mítico pero que fue real, cabe resaltar que el móvil e impulso por el cual estos homicidas llevaron a cabo su faena criminal fue el lucro, el interés, la ganancia.
JACK EL DESTRIPADOR

Estos móviles homicidas cambiaron con el paso del tiempo. Llegamos así a Jack el Destripador. En la Inglaterra de fines de siglo XIX, en la era victoriana -gobierno de la reina Victoria-, nos encontramos con el caso más emblemático de la historia. En el país más poderoso del mundo de ese entonces un misterioso criminal comete por lo menos cinco asesinatos, en un lapso de poco más de dos meses -entre el 31 de agosto de 1888 y el 9 de noviembre del mismo año-. Posteriormente, en forma abrupta, desaparece. Por lo menos no hay certeza de que el mismo victimario ultimara a otras mujeres. Sus víctimas eran todas ellas prostitutas de clase baja. La gran importancia de Jack el Destripador para la criminología y para el encuadramiento dentro de los tipos de perfilación criminal es que, por primera vez, se registra el caso de un asesino que "mata por matar". Ya no tenemos una motivación lógica, como sucedía años atrás. No hay aquí razón personal, ni económica, ni un afán de venganza, ni una motivación política o religiosa que fuera el impulso del asesino. Comienza el desconcierto de la criminología, que en aquellos tiempos estaba en sus inicios. Aun no se hablaba de asesinos en serie, y no estaban preparadas las fuerzas policiales de esa época para enfrentarse con un homicida que fue un adelantado para su tiempo. Un criminal que no fue capturado y que dio lugar a una de las leyendas más espectaculares y mediáticas. Tan es así que, hoy día, casi todos tienen una idea -aunque sea equivocada- de las cosas que hizo este personaje; todo ello gracias a internet, a la prensa, al teatro y al cine.
Interviene la Psicóloga Adriana Savio:
Disculpe doctor, ¿podría usted hablarnos de los casos del Hijo de Sam, Ted Bundy y Jefrey Dahmer?
Prosigue el expositor:
Vamos a aceptar con mucho gusto la sugerencia de la Dra. Savio y hablaremos de estos tres, también paradigmáticos, asesinos seriales del siglo XX.
EL HIJO DE SAM
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Empezaremos con el caso del Hijo de Sam, década del setenta del pasado siglo. Estados Unidos. Estamos ante un asesino cuyo modus operandi consistía en acechar a jóvenes parejas que salían de reuniones bailables o de cines, que estaban en actividades de ocio, y que por supuesto estaban totalmente desprevenidas y poco podían imaginar que un individuo psicopático se aprestase a matarlos. El rasgo que caracteriza al Hijo de Sam es la psicopatía,. Mas que frente a un psicópata estamos ante un psicótico porque está en la línea de la esquizofrenía y de otros problemas mentales que fueron los que indujeron y movilizaron al crimen a este sujeto. Este homicida aparentemente -tomando por buenas las declaraciones que hizo luego de ser capturado- oía voces. Quedó popularmente establecida su versión de que el perro de un vecino, al cual se le había incorporado un demonio milenario, le trasmitía órdenes telepáticas que lo obligaban a salir a las calles a asesinar. Sea verdad o mentira esta versión que él daba -y aun cuando hubiera sido un subterfugio para evitar que lo ejecutasen o para atenuar su situación penal- por lo menos en los manuales de criminología donde se trata su caso lo catalogan como un psicótico. Era un asesino en serie que tenía la particularidad de que, imprevistamente, con un revolver Buldog calibre 44 -la prensa por error dijo que era una Magnun 44- acechaba y en forma sorpresiva atacaba a las parejas llegando a matar a varios jóvenes. Quizás David Berkowitz -el Hijo de Sam- no fue un asesino serial de los más paradigmáticos e "interesantes" del siglo XX, aunque sí fue muy mediático.
TED BUNDY
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Pasamos ahora a hablar de otro criminal, de los que me ha sugerido amablemente la Dra. Savio; es decir: Ted Bundy. Bueno, Ted Bundy sin duda fue más interesante que David Berkowitz. En este caso no estamos ante un psicótico, sino frente a un psicópata clásico y, además, un psicópata de tipo sexual. Esta es la catalogación que se debe hacer de Robert Teodore "Ted" Bundy. Si ustedes recuerdan la charla de ayer, donde referimos al Dr. Joel Norris y a las distintas fases o etapas que, en su opinión, se verificaban en el proceso mental de un asesino en serie, no hay duda de que este homicida cumplía acabadamente con todas estas etapas en su proceso cerebral. A su vez, cabe tener presente que había una etapa que podía operarse o no, y ésta era la fase de seducción. El asesino sencillamente podía carecer de seducción y, por ello, no tenía la posibilidad de acercarse a la víctima, de dialogar con ella y mediante su verborragia y magnetismo personal tratar de inducirla en error y acometerla de improviso. Podía carecer de seducción. De hecho muchos asesinos carecen de esa cualidad y, por tanto, saltean en su fase cerebral la llamada "etapa de seducción". Pero si algo caracterizó a Ted Bundy es que tenía sumamente acentuada la fase de seducción. Era un seductor nato. Además de ser un hombre joven, buen mozo y totalmente verborrágico, era una persona preparada, con estudios de psicología y licenciado en derecho. Había colaborado con entidades benéficas, por lo que también tenía esa capacidad propia del camaleón -inherente a los asesinos seriales- de hacerse pasar por una persona buena, generosa y caritativa. Todo esto lo hacía conscientemente buscando hacer bajar la guardia a sus víctimas. Éstas eran en todos los casos mujeres jóvenes y bonitas de cabellera larga y negra peinada con raya al medio. Este detalle podría parecer una simpleza pero no lo era, pues él buscaba en la fisonomía de esas víctimas una semejanza con una ex novia que lo había desechado, y ese desaire amoroso resultó uno de los motores de su vesanía homicida. Este individuo fue un prototípico asesino serial y sexual del siglo XX, y fue un gran seductor. Ted Bundy utilizaba diversos trucos para acceder a sus víctimas. Uno de los más habituales consistía en fingir que estaba tullido parcialmente. Se ponía un brazo en cabestrillo y se aproximaba a las mujeres en lugares no muy populosos llevando consigo una serie de libros que dejaba caer al piso, tras lo cual le pedía a las jóvenes ayuda para levantarlos e ingresarlos a su vehículo, aparcado cerca de allí. Cuando la buena samaritana cargaba los libros y trataba de introducirlos en el automóvil del criminal éste la atacaba, y tras golpearla la trasladaba en el mismo vehículo para cometer actos de sadismo groseramente sexuales hasta provocar la muerte. Atendiendo pues a su modus operandi, Bundy se destaca como un asesino que tenía muy acentuada la fase de seducción, y que aprovechó al máximo su maligno encanto. Otro aspecto de Bundy fue su imposibilidad de detenerse en sus crímenes. Este hombre, que era un asesino serial organizado, luego de ser aprehendido llegó a escaparse de la cárcel y tuvo la oportunidad de cruzar la frontera e ingresar a México, donde tal vez podría haber evitado la captura. Pero aun sabiendo que si lo atrapaban inexorablemente iba a ser condenado a muerte, fue tan grande su compulsión que se se detuvo en el camino a México, estando aun en tierra de Estados Unidos. Allí acechó a un grupo de jóvenes estudiantes de una residencia estudiantil llamada "Chi Omega". Se introduce subrepticiamente en el alojamiento y, una vez dentro, comete toda clase de desastres: viola, mata, mutila. Aquí perdió su capacidad de actuar como un asesino serial organizado. Por el contrario, actuó de modo totalmente desorganizado en su ataque. Este hecho demuestra que la compulsión interna llega a ser tan potente que hace perder todo tipo de razonamiento de garantías y búsqueda de seguridades; anulando incluso el sentido común que normalmente tiene el asesino serial organizado, el cual además es muy inteligente como lo fue Ted Bundy.
JEFFREY DAHMER
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Y entrando al último de los homicidas en serie propuestos hablaremos de Jeffrey Dahmer. A este criminal lo elegí para portada de mi libro pues era una persona fotogénica. Era joven, buen mozo y aparentemente inofensivo. No vemos en sus rasgos nada que nos induzca a sentirle temor. Parece el típico muchacho que muchas madres querrían como novio para sus hijas. Sin embargo, este hombre que residía en Milwaukee, y pertenecía a una familia acomodada, se convirtió en un homicida serial. Su padre era químico y su madre profesional. Tenía todas las oportunidades para llevar una vida normal, por lo menos. Pero la psicopatía que sufría era demasiado fuerte y lo determinó a ser uno de los peores asesinos en serie de tiempos modernos. Su modus operandi consistía en el desmembramiento de los cadáveres. También exhibía un acentuado fetichismo. Cuando él es capturado se encuentran dentro de su refrigerador trozos de cuerpos, incluida una calavera. Había convertido su apartamento en un macabro lugar de ritual. El tipo de víctimas que elegía eran homosexuales de raza negra, en su mayoría. No sabemos el porqué de esta compulsión. Si se sabe que él era homosexual. Es frecuente que los asesinos con propensión homosexual victimen a personas también homosexuales; de igual modo que lo usual es que el homicida heterosexual busque víctimas del sexo opuesto, aunque esto no es una regla absoluta.
¿Cómo se podría encuadrar la conducta de Jeffrey Dahmer desde el punto de vista criminológico?
Primero: es un asesino serial cuyo comportamiento también cumple acabadamente con las siete etapas descritas por el Dr. Joel Norris. Además de estar presente en su accionar fases clásicas como la de aura y de búsqueda, también vemos en él la fase de seducción. Era un seductor a su manera. Captaba a sus víctimas en bares homosexuales. También simulaba tomar fotografías a homosexuales de economía muy pobre para publicarlas en una revista de su supuesta propiedad. En fin, tretas y fábulas que hacía para lograr introducir en su habitación a jóvenes desprevenidos a quienes terminaba asesinando. Estamos, pues, ante un asesino en serie típico.
Segundo: Fue un asesino serial organizado, pese a lo macabro y absurdos que fueron sus crímenes.
Y esto aunque rechine a nuestro sentido común. Pese a considerar que este sujeto guardaba trozos humanos en su refrigerador y llevaba a cabo actos ridículos ello no lo convertía en desorganizado. A pesar de lo que nos pudiera parecer a aquellos que somos normales fue un criminal inteligente y organizado. No es una clave para establecer como organizados o desorganizados a los victimarios en serie la crueldad de sus homicidios o lo absurdos que los mismos puedan parecer. Los crímenes de Dahmer fueron espantosos y deleznables, pero él siempre mantuvo su organización cuando los perpetraba. Dentro de su psicopatía fue un psicópata, y no un psicótico. Así lo entendió incluso el famoso perfilador del FBI Robert Ressler, que lo entrevistó en la prisión.
Finalmente, el destino quiso que Jeffrey Dahmer fuera asesinado en la cárcel, víctima de un preso de color -justamente del tipo de sus presas preferidas-. Lo ultimó un convicto psicótico y esquizofrénico de apellido Scarver, el cual en una pelea le destrozó el cráneo con una mancuerna. Jeffrey Dahmer había sido apresado en el año 1991, y en 1994 falleció víctima de asesinato quien fuera uno de los asesinos seriales más emblemáticos y macabros del siglo XX.

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Echo de menos el Monstruo de Florencia, un misterio aún hoy en día, aunque lo más increíble, es que la mayoría de la gente en Florencia sabe que el monstruo no fueron esos viejos ("i compagni di merende") con Pacciani a la cabeza, sino el único investigado que pudo físicamente cometer esos crímenes, a saber, Antonio Vinci, del clan de los sardos, que camina libremente por la ciudad de Miguel Ángel y Botticelli y que se deja ver en numerosas terrazas de Lugarno Vespucci, pero al que las fuerzas del orden no han apresado debido a esa raigambre antigua y rancia de los procesos judiciales italianos (ya que condenaron por el asesinato de todas esas parejas a Pacciani y sus camaradas y, según la legislación vigente allí, no se puede condenar por un mismo delito a dos personas no relacionadas). Además, entran los egos: el primer fiscal del caso estaba tras la pista sarda, correcta, y el segundo fiscal, quien funda la "Squadra Anti Mostro" (la S.A.M.) que iba tras la gloria nacional en forma de Secta Satánica (La Rosa Roja) que operaría en Florencia desde tiempos inmemoriales y que encargaba a aquellos 3 pobres infelices los asesinatos de las parejas para poder quedarse con las vaginas de las víctimas mutiladas y así usarlas como ostias consagradas en las misas negras (todo demasiado enrevesado). Esta teoría se cae en tanto en cuanto, ¿cómo unos viejos, en el asesinato de la pareja de franceses logran alcanzar por la espalda y asesinarlo a cuchilladas a un atleta que había sido subcampeón de Europa de atletismo? Sin embargo, Antonio Vinci, que era muy joven aún, y atlético, claro que hubiera podido alcanzar a su víctima en sprint por la espalda, partiendo de su posición privilegiada junto a la tienda de campaña en dirección al bosque.
ResponderEliminarMe encanta tu página y aunque echo de menos una aproximación al "Jack el Destripador" del siglo XX (el Monstruo de Florencia, junto al Asesino del Torso de Cleveland, según mi opinión son los dos casos sin resolver más relevantes dentro del espectro de los asesinos múltiples de repetición), creo que todo está fenomenalmente documentado y detallado.
Enhorabuena.
Hola Alvaro
EliminarUn placer que te haya interesado mi blog.
Si deseas compartir más información sobre la temática que a ambos nos interesa escribeme a mi correo gabpombo@gmail.com
Saludos