jueves, 22 de enero de 2015

¿Arthur Conan Doyle fue Jack el Destripador? Estudio grafológico policial


          ARTHUR CONAN DOYLE ALIAS JACK THE RIPPER

           ATRACTIVA INVESTIGACION DE JESUS DELGADO


                                                 Portada de la interesante investigación
                                                             La misiva "From Hell"
                                                                      Carta escrita por Conan Doyle 
                                                                 utilizada para la peritación grafológica
                                                                   El experto español Jesús Delgado
                                                                   Arthur Conan Doyle a sus 31 años,
                                                                           fotografía tomada en 1891


Este año 2015 ha comenzado trayendo gratas sorpresas a los amantes de la era victoriana y del célebre caso criminal protagonizado por Jack the Ripper. Se halla disponible, en edición en papel y en formato digital, el libro titulado: "Informe policial: La verdadera identidad de Jack el Destripador", del reconocido grafólogo y perito forense español Jesús Delgado Lorenzo (Editorial Bubok).

No deviene novedoso el empleo de la técnica grafológica en pos de desvelar el antiguo misterio de cuál fue la identidad del mutilador victoriano, en tanto el trabajo científico de Jesús Delgado cuenta con precedentes en la labor de la Dra. Mónica Laura Arra ("Jack el Scotland Yard", Buenos Aires, 2010) y de José Luís Abad y Benitez ("Jack el Destripador. El asesino más inteligente de la historia", España, 2011). La novedad consiste en que el sospechoso sindicado merced a este análisis caligráfico resulta inédito. Su nombre no fue postulado -al menos con solidez, pues sólo hay una mención genérica al mismo en el sitio web Casebook Jack the Ripper- entre los candidatos al dudoso honor de ser el tétrico ejecutor de prostitutas del East End. Se trata, en este caso, de una figura eminente de las letras universales, prestigioso escritor de novela negra y creador del detective de ficción más afamado de la historia; nos referimos nada menos que a Sir Arthur Conan Doyle.

La investigación emprendida por Jesús Delgado es muy seria y meritoria. El centro de la misma radica en el cotejo que el autor practica entre una carta indubitada del novelista inglés, escrita en el año 1894, y la terrorífica misiva encabezada "Desde el infierno" ("From Hell") que arribó al Presidente del Comité de Vigilancia de Whitechapel el 16 de octubre de 1888, acompañada de una caja que contenía un trozo de riñón humano.

Valiéndose del instrumental más moderno y de las técnicas de peritación más adecuadas el investigador concluye que las grafías de ambas epístolas son equivalentes y pertenecen, sin atisbo de duda en su opinión, a la misma persona. A pesar de que la carta "From Hell" representa un documento dubitable -o sea, de dudosa credibilidad-, buena parte de los especialistas se inclinan por que efectivamente provino del verdadero criminal. Asimismo, cabe acotar que ésta y las demás misivas atribuidas al monstruo de Whitechapel pudieron ser facturación de bromistas o de periodistas deseosos de incrementar las ventas de sus periódicos. Con estas salvedades, vale remarcar que la labor del perito español se revela sumamente valiosa para elucidar el arcano victoriano. Y es que si Arthur Conan Doyle constituyó el emisor de aquella carta, aun cuando no fuese el asesino, el mero hecho de haberla redactado incita a la suspicacia y lo coloca en una situación harto comprometida.

El ensayista, cuando bucea en los móviles de Jack el Destripador, advierte que el perpetrador estaba imbuido por un afán mediático, y que pudo buscar sacar provecho de sus crímenes fomentando la histeria colectiva. También subraya que el literato británico se benefició con la resonancia y el pánico público generados a causa de esos desmanes. Y ello fue así, ya que su carrera como escritor explotó cobrando auge por entonces, pues los lectores compraban con avidez los relatos de aventuras de Sherlock Holmes, estimulados porque en su realidad cotidiana veían sucederse aquellos homicidios sin solución.

Por lo tanto, el notorio novelista inglés tuvo motivos para fabricar y enviar el comprometedor mensaje. De ese modo coadyuvaba a echar leña a la hoguera del escándalo cuando la policía se mostraba impotente para capturar al sádico. ¡Cuántos añoraron que Scotland Yard contase en sus filas con un Sherlock Holmes que los protegiera!

Pero Arthur Conan Doyle también pudo ser el asesino (y no sólo un remitente de cartas macabras). El perito español así lo previene al enfatizar que, aunque aquél no residía cerca del escenario de los crímenes, le hubiese sido fácil acceder allí y luego escapar, sirviéndose del eficaz sistema de ferrocarriles que ya en esa época poseía la ciudad de Londres.

¿Y qué decir de la personalidad del insigne intelectual? ¿es creíble que fuese un atroz victimario en serie? En torno a este punto, el autor hace acopio de una versión del escritor Garrick-Steele que su su libro "La casa de los Baskerville" denunció facetas sórdidas en el padre de Sherlock Holmes. En su vida privada, al parecer, era un hombre pasional y violento que incurrió en el asesinato. Su víctima habría sido el periodista Bertram Fletcher Robinson, de cuya esposa era amante, y al cual habría plagiado la exitosa novela "El sabueso de los Baskerville" publicada en el año 1901.

En suma: especulaciones aparte, "Informe policial: La verdadera identidad de Jack el Destripador", ya sea que se esté de acuerdo o no con la propuesta allí formulada, configura una obra recomendable que merece ser leída con detenimiento porque -conforme anuncia la publicidad que al efecto le hace su editorial- "no dejará indiferente a nadie".

11 comentarios:

  1. Personalmente prefiera la hipótesis presentada en el libro "Jack el Destripador un Enigma con Solución" autoria del Lic. Eduardo Cuitiño, el cual propone al Doctor Stephen Appleford cono supuesto Jack de Ripper basado en pruebas históricas, grafológicas, estadísticas,psicológicas,etc.; además del que el mismo contaba con acceso a información privilegiada del caso con la cual entorpecer la investigación y salir bien librado de sus asaltos.
    El licenciado Cuitiño al parecer ha leído las dos obras de su autoría y las menciona innumeras veces ; yo aún no he logrado acceder a las mismas por lo cual no puedo hacer ningún comentario al respecto, pero me gusta como se exponen evidencias concretas para apoyar la acusación contra el Dr.Appekeford. si aún no lo ha leído lo invito a hacerlo

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    1. Le agradezco Solana su intervención. También considero que la obra de Eduardo Cuitiño es digna de mención y de gran mérito, y así lo he destacado en los dos artículos que escribí en este blog a tal efecto. En cuanto a los libros que publiqué sobre este caso criminal, si desea puede usted leer su texto completo en las plataformas Slideshare y/o Scribd donde los he subido.

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  2. Los patrones gráficos no coinciden entre las cartas supuestas; el estudio de pruebas sobre la presión gráfica no es creíble. El patrón de puntuación gráfica y las distancias objetivas no coinciden; la muestra ciega de consonantes clave tampoco. La posición de escritura del sujeto respecto del papel no coinciden, el tamaño objetivo de vocales no logra un patrón coincidente; la rotulación y el tiempo, las pausas gráficas y el ritmo de dicción tampoco coinciden´; el patrón de tinta y escritura es divergente. Asignar un patrón gráfico de asesino en serie en función de la infancia en su familia desestructurada de C. Doyle es poner los zapatos con calzador. El retrato robot tampoco coincide, hay disimetría en el puente de la nariz y el frontis craneal. Obviar la descripción de 13 testigos y privilegiar el análisis de una carta a la que se ha tenido acceso digitalmente es, cuanto menos, tendencioso. El número de pruebas gráficas accesibles son insuficientes para afirmar la autoría. La mente de cualquier autor de misterio ofrece un modelo empático respecto de los personajes de sus obras; la catarsis de la narrativa de Doyle le distancia de la supuesta autoría criminal; si suponemos lo contrario, todos los escritores e investigadores de misterio e incuso los policías serían criminales encubiertos. Los motivos alegados por J. Delgado para señalar a Conan Doyle lo son en función de que sojuzgan su posición de escritor de misterio proponiendo que su narrativa es el puzzle,a posteriori, sobre el que mostrar su autoría. Ningún fiscal admitiría a trámite ni podría defender en Gran Bretaña o EEUU un caso como el que propone Delgado, pero España es diferente.

    BR,
    Karl

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  3. Tras ver el programa del 15 de Marzo, uno no puede quedarse indiferente ante el ridículo argumentativo del autor J. Delgado, quien acusa a Sir A. Conan Doyle de ser Jack el Destripador. Para ello, tras analizar las cartas que dicho autor vincula señalo algunos aspectos:

    a) Los patrones gráficos no coinciden entre las cartas supuestas.
    b) El estudio de pruebas sobre la presión gráfica no es creíble.
    c) El patrón de puntuación gráfica y las distancias objetivas entre signos de puntuación, tildes y puntos de separación no coinciden.
    d) La muestra ciega de consonantes clave tampoco coincide.
    e) La posición de escritura del sujeto respecto del papel no coinciden.
    f) El tamaño objetivo de vocales no logra un patrón coincidente.
    g) La rotulación, el tamaño objetivo gráfico, el tempo e interlineado, las pausas gráficas y el ritmo de dicción tampoco coinciden.
    h) El patrón de tinta y escritura es divergente entre ambas misivas.

    Respecto del retrato robot, tampoco coincide, hay disimetría en el puente de la nariz, el frontis craneal y la estructura de la barbilla.

    Vincular el patrón gráfico del supuesto asesino en serie en función de la infancia en una familia desestructurada, en el caso de C. Doyle es contaminar las pruebas objetivas por poner los zapatos con calzador. El análisis grafológico requiere un modelo estanco entre el analista y la prueba de referencia, sin contaminarla con noticias o juicios de valor emitidos por terceros. Este aspecto invalidaría el acercamiento de J. Delgado al abordar un informe pericial para abrir una causa penal a A. C. Doyle sin separar el contexto, la noticia, de las pruebas objetivas.

    Dudo mucho que en su trabajo diario, J. Delgado, enfoque cualquier informe pericial de la misma manera; pues los requerimientos del protocolo grafológico no inmiscuyen los hechos, relatos o creencias con las pruebas aportadas para obtener un patrón de conducta que permita un perfil capaz de consolidar un dictamen judicial condenatorio. El caso emitido se abordó de manera contraria al procedimiento, que apenas daría para un informe pericial breve.

    Por otra parte, obviar la descripción de 13 testigos y privilegiar el análisis de una carta a la que se ha tenido acceso digitalmente es, cuanto menos, tendencioso. El número de pruebas gráficas accesibles son insuficientes para afirmar la autoría. La mente de cualquier autor de misterio ofrece un modelo empático respecto de los personajes de sus obras; la catarsis de la narrativa de Doyle le distancia de la supuesta autoría criminal; si suponemos lo contrario,como hace j. Delgado en este caso, todos los escritores e investigadores de misterio e incuso los policías serían criminales encubiertos. Señalar a Conan Doyle con esas pruebas supone sojuzgarle en función de su posición de escritor de misterio proponiendo que su narrativa es el puzzle sobre el que mostrar su culpabilidad,a posteriori. Ningún fiscal admitiría a trámite ni podría defender en Gran Bretaña o EEUU un caso como el que propone Delgado, pero España es diferente. Sugiero que la cultura del entretenimiento sea más crítica con los 'expertos', máxime cuando su potencial argumentativo científico se subordina a la promoción literaria. Una cultura científica del doble y triple contraste de pruebas y análisis es actualmente el procedimiento habitual para constatar los datos. En el caso mencionado, sencillamente las pruebas aportadas no se soportan.


    BR,
    Karl

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  4. Estoy plenamente de acuerdo con el anterior comentarista. Las escrituras no muestran coincidencias absolutamente bajo ningun nível de análisis que se proponga. Si existe algo que pueda resultar sospechoso sería justamente esa falta de concordancias que sugieren haber buscado precisamente la disimilitud más absoluta que parece haber sido buscada adrede. No entiendo como el autor se ha atrevido a mostrar su hipótesis.

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  5. Sin entrar en detalles de si el Sr. Delgado acierta o no, comentar que me ha decepcionado ver que en cuestión de unos pocos minutos, he comprobado que en lengua anglosajona, se pueden encontrar bastantes páginas webs que ya mencionan a Arthur Conan Doyle como sospechoso (y de hace muchos años, sin ir más lejos, acabo de leer una reseña de 2009).
    Y el enfoque que se está dando a la investigación, o al menos así me lo pareció cuando vi el programa de TV, era que se trataba de algo novedoso. Vamos, una bomba informativa.
    Repito, decepciona comprobar este tipo de cosas, independientemente de la valía del informe/libro.
    Saludos,

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  6. Conan Doyle era personaje sumamente conocido, dudo mucho que George Hutchinson no lo hubiera identificado si fuera el personaje que vió alejarse con Mary Kelly... además parece que la familiaridad con la que se comportaban muestra que no era cliente sorpresa, no me parece seria esta tesis aunque resulte agradable su lectura.

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    1. No estoy muy de acuerdo con esta afirmación. Conan Doyle se hace famoso en los años siguientes y no era alguien famoso por entonces. No obstante aquí se da por hecho que el hombre que describió Huchkinson fue el verdugo de Mary Jane Kelly y, o bien pudo ser otro más en aquella fatídica noche, o bien una descripción del todo interesada.

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  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Hay algunas obras de Conan Doyle en las que el escritor da pistas sobre el caso del destripador. Pero esto no significa que sea el asesino. También en su biografía de puede observar que estudió medicina y que locaba una consulta médica con escasa aceptación. Un relato inquietante en su extensa biblioteca deviene a esclarecer un misterioso asesinato de una persona en una habitación cerrada por dentro con llave y en otro relato corto profundiza en un tipo de demencia con doble personalidad. No creo que sea el criminal pero ...

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  9. Además debo añadir que la declaración de la testigo Long tras el asesinato de Annie Chapman incluía con detalle una descripción del hombre que la acompañaba alrededor de 30 minutos anteriores a su deceso. Según E. Long ese hombre era más alto que ella, de tez oscura, de más de 40 anos y portaba una gorra tipo deer-stalker, que precisamente hizo famosa Conan Doyle con Sherlock Holmes. En ese año Conan Doyle tenía alrededor de 30 años aunque, como se puede apreciar en la fotografía de arriba aparenta bastantes más. Tenía conocimientos anatómicos pues tuvo un despacho médico, parece ser que mató a un periodista y le robó el manuscrito de El sabueso de los Baskerville y se benefició mucho de estos crímenes pues sus tiradas registraron un gran auge, como perfectamente refleja Gabriel Pombo en su anterior artículo. En lo que no coincido es en que la carta From Hell y esa otra de C.D. de 1894 sean tan similares. Aparentemente no coinciden en nada.

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Gracias por comunicarse con Gabriel Pombo.