ENTREVISTA A GABRIEL POMBO
SOBRE EL LIBRO: "HISTORIAS DE ASESINOS"
-Texto de la entrevista realizada al autor por el Dr. Emiliano Valcarce (administrador del sitio web "Jacktheripper.whitechapel.com") el 10-1-2015 en Tigre-Argentina.
Dos momentos del reportaje
E.V.- Estamos esta tarde con Gabriel Pombo, autor del libro "Historias de asesinos.". Doctor, le quería hacer una pregunta: ¿qué lo motivó a realizar este libro tomando en él a los asesinos que están detallados minuciosamente en el transcurso de los capítulos?
G.P.- Tratando de responder a tu pregunta Emiliano, lo primero a decir es que "Historias de asesinos" representa una crónica de casos criminales. No es una antología sobre la vida de veinticinco asesinos en particular, sino sobre veinticinco casos criminales, lo cual es distinto, No sólo abordo, en la temática que he tratado, a asesinos individuales, sino también a grupos que han cometido homicidios. Caso típico de ello es el del Clan Manson, el grupo de hippies que a fines de la década del sesenta del pasado siglo causó una barbarie en los Estados Unidos, y resultó un caso criminal muy connotado. En otras situaciones describo a dúos de asesinos; vale decir, a parejas de criminales. Quizás la más paradigmática de éstas -retrotrayéndonos en la historia- sea la de Burke y Hare. Ellos fueron llamados en la historia criminológica los "profanadores de cadáveres" o los "traficantes de cadáveres". Mi libro trata una cronología histórica donde procuro llevar adelante el estudio de los casos más emblemáticos en la materia. Comienzo, precisamente, con el caso antes mencionado de Burke y Hare que tuvo efecto en Escocia durante el siglo XVIII, entre los años 1717 y 1729, que fue cuando se cometió esa serie de asesinatos. Tales homicidios pasaron a la historia como el caso de los "profanadores de cadáveres" pues, insólitamente, se trataba de dos personas que regentaban una casa de huéspedes y se dedicaban a captar gente a la cual mataban. Luego llevaban los cadáveres al consultorio clínico de un respetado anatomista de su época: el doctor Robert Knox. Y, bueno -para resumir-, estos delincuentes fueron sorprendidos y capturados y, finalmente, terminó ahorcado el ejecutor William Burke. Este es el primer episodio criminal famoso que abordo en mi libro.
A su vez, el lector interesado en este tema puede ver el vídeo de la lectura recreada sobre Burke y Hare tomada del texto de mi libro, si entra en el enlace siguiente: https://www.youtube.com/watch?v=Sjh9Y-mDarI
E.V.- En su libro tenemos otros casos resonantes en la historia de los crímenes como, por ejemplo, en Argentina el episodio de Cayetano Santos Godino: el "Petiso Orejudo". ¿Qué nos puede decir al respecto?
G.P.- .Cayetano Santos Godino, más conocido en la historia del delito como "El Petiso Orejudo", por sus prominentes órganos auditivos, dio lugar a un caso emblemático que tuvo su punto de eclosión en la década del diez al veinte del siglo XX. Fue un adolescente que cometió crímenes espantosos en las zonas de Caballito, Olivos y otras regiones del antiguo Buenos Aires. Cayetano se dedicaba a atacar y a ultimar a víctimas infantiles. Por lo tanto, era un infanticida. También fue un piromaníaco. Y sobre todo, fue un emblema de lo que dio en llamarse el "asesino nato". Se trató de un homicida serial por antonomasia en una época donde se llevaban adelante los estudios criminológicos lombrosianos. Estuvo considerado como un homicida nato hasta por sus características físicas. Este delincuente dio origen a una muy variada literatura. Finalmente, el asesino terminó sus días encerrado en el presidio de Usuahia. Es un icono del crimen aún al día de hoy; al punto tal que en las visitas guiadas que se hacen dentro de la famosa y tétrica cárcel de Usuahia todavía pueden verse figuras alusivas a su persona.
E.V.- Otro caso también resonante ocurrido en Argentina, que usted trata en su obra, fue el de Carlos Robledo Puch, el cual junto al caso del Petiso Orejudo fue el más emblemático de la historia criminal de este país.
G.P.- Sí, aquí ya ingresamos a una época más contemporánea y nos adelantamos mucho en el tiempo. Estamos hablando de la década del setenta y ochenta del último siglo, Carlos Robledo Puch a sus sólo diecinueve años ya había cometido una seguidilla de asesinatos, y tenía sobre sus espaldas no menos de doce crímenes No se trató de un asesino serial nato ni mucho menos, sino de un individuo que integraba una pequeña banda de delincuentes dedicada a los hurtos, rapiñas y asaltos. Pero este sujeto mostraba un especial sadismo a la hora de cometer los robos y los asaltos, y con la excusa de no dejar víctimas que lo pudieran posteriormente denunciar recreaba sus fantasías sádicas matando. La mayoría de sus víctimas fueron serenos o trabajadores de los locales comerciales que él, junto a su pequeña banda, atacaba. Por lo tanto, no es un asesino serial de los típicos, de aquellos que la criminología estima como un verdadero homicida en serie, porque su motivación estaba vinculada al lucro, a la ganancia. Hasta se lo podría catalogar de "spree killer" o "asesino itinerante". Un spree killer es aquél para el cual el asesinato no representa un fin en sí mismo, sino que es un medio para encubrir a su delito y motivación principal que -en este caso- es el robo consumado mediante la modalidad de asalto..
E.V.- Y el robo y el asalto no sería precisamente la motivación en el caso del asesino que usted denomina en su libro el "Hannibal Lecter Ruso"; o sea, Chikatilo.
G.P.- Andrei Romanovick Chikatilo: homicida serial ruso. Bueno, este sí tiene todas las características que según la criminología definen a un asesino en serie prototípico Este hombre tenía como motivación el afán de "matar por matar", el cual es la característica definitoria del asesino serial. Andrei Chikatilo fue, en su época, un buen padre de familia y un miembro activo del partido comunista, que era el partido político dominante entonces en la antigua unión Soviética. Como buen padre de familia tenía esposa y dos hijos menores. Sus compañeros de trabajo lo consideraban incapaz de las barbaries y los desmanes que perpetró. En él se dan elementos clásicos presentes en un victimario serial. El asesino en serie raramente es un ser excepcional. No es una persona que en sociedad sea llamativo y atraiga la atención, sino que generalmente su personalidad es gris y anodina. Por lo común, cuando es detenido y salen a luz -y son comprobados- sus crímenes y sus delitos aberrantes, su núcleo familiar y sus amistades son los primeros en salir en su defensa, porque no pueden creer que hubieran sido capaces de llevar a cabo tales matanzas. Este fue el caso de Andrei Chikatilo.
E.V. ¿Qué elementos considera que son comunes en los asesinos de los veinticinco casos criminales que usted reúne en su texto?
G.P.- Evidentemente hay elementos comunes que he buscado plasmar aquí. Este es un libro que está dedicado al lector profano en la materia criminológica. No es un texto destinado al público especialista ni a aquellos con capacidad profesional al efecto. Se trata de un "poupourrí" o una miscelánea de temas en donde busco sobre todo lograr una lectura amena. Es un trabajo hecho en base a resúmenes que tratan de resultar lo más claros y entretenidos posible. Procuro que el lector se vea atrapado por esta temática que es fascinante, y que tiene también una finalidad social de gran importancia. ¿Cuál es ese común denominador? Bueno, se trata de asesinos "en serie", valga la redundancia. Yo dejo de lado aquí el estudio de otros asesinos como son los denominados "masivos", por ejemplo, que son aquellos que un único acto criminal ultiman a una serie de personas. En éstos generalmente hay una finalidad u objetivo de tipo religioso o político que guía sus pasos, que nubla su entendimiento, y que los lleva a ese único acto de atrocidad y de barbarie. También el asesino masivo se caracteriza porque comúnmente muere en el intento. pues es victimizado a su vez por las fuerzas policiales que lo reprimen. En cambio, el asesino serial raramente muere durante el curso de sus acciones, salvo que sea posteriormente ejecutado. Pero no es un suicida, de ninguna manera.Y tampoco es alguien que actué ejecutando un único acto delictivo. Una serialidad, una sucesión o secuencia de actos criminales es lo que caracteriza el accionar de un homicida en serie. Por cierto que en mi libro quedaron afuera muchos casos y circunstancias delictivas merecedoras de ser incluidas en la obra. Pero por una cuestión de tiempo y de cantidad de páginas he elegido estos veinticinco casos criminales porque me pareció que eran los que mejor englobaban dentro del concepto de asesino serial. En su abrumadora mayoría trato sobre asesinos anglosajones; es decir, ingleses y norteamericanos. Y ello pues, si bien el fenómeno del homicidio secuencial deviene universal, se ha desarrollado y estudiado más en el mundo anglosajón. Eventualmente, y a modo de excepción, se mencionan casos latinoamericanos como los ya citados Cayetano Santos Godino y Carlos Robledo Puch -argentinos- y Pablo Goncálvez -uruguayo-; y a este último le dedico una breve reseña con la cual culmino el libro.
E.V.- ¿Y porqué piensa que en Uruguay sólo se dio el caso de Pablo Goncálvez como asesino en serie, cuando podrían haber habido otros asesinos similares aunque no tan conocidos?
G.P.- En Uruguay el fenómeno del homicidio serial, en consonancia con la pequeñez poblacional del país, resulta, felizmente, muy raro y poco común. No obstante, el caso de Pablo Goncálvez salió a la luz pública. A éste se le adjudican -y ha sido procesado por ellos- tres homicidios de jóvenes mujeres perpetrados en el coqueto barrio de Carrasco a principios de la década de mil novecientos noventa. Aquellos que estudiamos la temática criminal creemos que podrían haber habido otros casos, pero éstos no alcanzaron impacto mediático. Hay indicios que sugieren la actuación de algún otro homicida serial. No obstante, al no haber sido capturado el mismo, y al no tomar difusión esa posibilidad, no queda más remedio que considerar que Pablo Goncalvez resulta el único asesino en serie comprobado. Podría hablarse de otro evento acaecido a comienzos del pasado siglo, el del llamado "Caoba". Este hombre fue un militar de origen brasileño que revistaba para las fuerzas armadas orientales, al cual se le atribuyó haber asesinado a dos prostitutas. Sin embargo, es dudoso ello. Hay contradicción en la información al efecto. Se trató de un episodio muy antiguo y confusamente abordado por los medios de prensa de esa época. Al parecer, la motivación era el lucro. Habría agredido a una meretriz para no pagarle el servicio sexual. Y también habría atacado a otra segunda mujer, y las heridas podrían haberles ocasionado la muerte. Pero, en fin, es dudoso que este sujeto de apellido Araujo, apodado "Caoba", haya sido un asesino en serie. En definitiva, en el siglo XX sólo está registrado en Uruguay el caso de Pablo Goncalvez.
E.V.- ¿Cabe la posibilidad doctor de que próximamente usted publique una segunda parte de este libro con los casos que no incluyó aquí? Es decir, ¿que haya un "Historias de Asesinos Dos"?
G.P.- Sí, no lo descarto. Véase que el último caso mencionado; es decir el de Pablo Goncalvez, data de comienzos de la década del noventa, y con él concluyo la secuencia. Vaya que ha corrido mucha agua y mucha sangre bajo el puente desde entonces hasta el presente dos mil quince (metafóricamente hablando). Lamentablemente, el fenómeno del homicidio serial, además de ser universal, es un fenómeno imposible de detener y alcanza a todas las sociedades. Vaya que luego de los asesinos descritos en mi obra han actuado homicidas en serie, incluso más terribles en cuanto a la cantidad de víctimas cobradas y a la crueldad del modus operandi empleado para matar. Así que tu pregunta no es en vano. Quizás con el tiempo haya una segunda edición que abarque los casos más modernos surgidos desde la década del noventa hasta el presente siglo XXI.
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ResponderEliminarExcelente entrevista y un excelente entrevistado para hacer una nota!. Creo que hasta las mismas preguntas están de mas ante tanta sabiduría. Es un placer escuchar al Dr. Pombo!
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