EL MISTERIO DE WHITEHALL: Un crimen del Descuartizador del Támesis
("EL ANIMAL MÁS PELIGROSO", Capítulo 21).Macabro hallazgo de un torso femenino en los cimientos del Nuevo edificio de Scotland Yard en la calle Whitehall el 2 de octubre de 1888
Médico forense Charles Hebbert
Esta nueva víctima resultó desmembrada. Porciones de su anatomía esparcidas en el Támesis y sus aledaños fueron localizadas durante el mes de septiembre de 1888, cuando cursaba su apogeo la cacería del exterminador de meretrices del East End.
El día 11 de aquel mes se avistó un brazo femenino flotando en el río, en la región de Pimlico.
A su vez, el 28 de septiembre otro brazo se encontró yaciendo a la vera de la carretera de Lambeth.
Por último, el 2 de octubre fue advertido el torso de una mujer al cual le faltaba la cabeza.
Ese fragmento humano se descubrió en los cimientos del edificio en construcción del Nuevo Scotland Yard y, a tal episodio, la prensa lo motejó el «Misterio de Whitehall», en honor al nombre de la calle en la cual se emplazaba dicho edificio.
Se llamó para estudiar los restos de ese cadáver a varios médicos forenses, entre éstos al doctor Thomas Bond. Este experto ponderó que, de tratarse de un crimen, el ultimador había justificado ostentar cierto grado de sapiencia anatómica.
En general, los profesionales intervinientes no pudieron dar con evidencia apta para dilucidar de qué forma pereció la malograda difunta.
El también cirujano forense Charles Alfred Hebbert, ayudante de Bond, opinó que el brazo rescatado del río correspondía al organismo sin vida de la víctima cuyo torso apareciera en la obra en construcción. Consideró ello debido a la limpieza del corte asestado para separar ese miembro del tronco y por el diámetro de la amputación que exhibía el cuerpo en el lugar dónde el mismo se le cercenase.
En su examen clínico, dicho galeno anotó que:
«Pensé que el brazo fue cortado por una persona que, si bien no era necesariamente un anatomista, sin duda sabía lo que estaba haciendo, pues conocía dónde estaban las articulaciones y daba muestras de que practicaba este tipo de cortes con bastante regularidad.»
La encuesta judicial subsiguiente se llevó a cabo el 8 de octubre bajo la presidencia del juez John Troutbeck, de Westminster.
Se convocó al estrado a Frederick Wildborn, primera persona en percatarse de los restos dejados en el sótano del edificio. El testigo declaró que residía en el número 17 de la Avenida Mansell, en Clapham Junction y que trabajaba de carpintero para la empresa Grover and Sons en la edificación de la nueva sede de Scotland Yard.
Manifestó que a las 6 en punto de la mañana del 1º de octubre se dirigió a las bóvedas con el propósito de recuperar herramientas que allí guardaba y percibió lo que creyó era un abrigo raído tumbado contra una esquina.
Aquel sector del recinto estaba muy oscuro, incluso en el medio del día y el carpintero no pudo ubicar sus herramientas. Por la noche, a las 5.30 volvió a descender en el escabroso reducto y notó que el paquete permanecía en el mismo sitio, aunque no despedía olor nauseabundo.
En esta ocasión decidió avisar a otros dos obreros, quienes destrabaron las ligaduras del cordel que rodeaba aquel envoltorio de viejos periódicos. Ante la mirada atónita de los tres hombres emergió el repugnante contenido. Se dedujo, a partir de este y de otros testimonios, que el individuo que transportó el trozo cadavérico hasta dónde finalmente fuera encontrado, necesariamente lo hizo sirviéndose de luz artificial, dadas las penumbras que cernían aquel lugar.
El perímetro se hallaba protegido mediante vallas que obstruían el paso. Quedó claro que el bromista –si fuese un cuerpo birlado de una sala de disección– o el criminal –si se trataba de un homicidio– corrió enorme riesgo de ser atrapado.
Al cabo del sumario el jurado convocado al efecto, obviando los indicios de que estaban frente a un homicidio, otra vez pronunció un ambiguo veredicto de «Found dead» (Encontrado muerto).
Apéndice.
Capítulo 21
Este segmento, redactado en estilo de crónica informativa, arranca con la revelación de que la mujer desconocida, de cuyo asesinato ritual se dio cuenta en el anterior capítulo, constituyó la anónima víctima encontrada en el edificio en obras del nuevo Scotland Yard. El truculento descubrimiento de un torso femenino el 2 de octubre de 1888 representó el colofón de otras apariciones de trozos de ese organismo sin vida esparcidos a la vera del Támesis, atento se resume en la página
La cooperación en la autopsia de esa occisa entre los cirujanos Thomas Bond y Charles Alfred Hebbert, durante el peritaje de fragmentos del mismo cuerpo –carilla –es un hecho documentado. (1) (2)
La encuesta judicial se instruyó por el juez John Troutbeck de Westminster, atento al sitio donde fue localizado ese torso. El testigo primordial, por su condición de descubridor del trasto, fue el carpintero Frederick Wildborn y su declaración en el sumario concuerda con lo que se apostilla en la página
La mención al desmesurado riesgo corrido por la persona que acarreó aquel resto, descendiendo a través del edificio en ciernes, servirá de anuncio para la escena que ocupará el próximo capítulo.
Lo señalado en la página de que en el atestado judicial a raíz de los hallazgos de Whitehall y de la ribera del Támesis el jurado pronunció un dictamen ambiguo, no se condice con lo que entendía la policía.
En el reporte del CID del 10 de septiembre de 1889 asociado al torso de la calle Pinchin, suscrito por el inspector jefe Donald Swanson, consta que esa última sordidez se estimó semejante a la de Rainham, Whitehall y Chelsea, y diferente a los crímenes de 1888 en Whitechapel, sin dejar dudas de que todos esos incidentes eran vistos como homicidios por las autoridades policiales.
Luego de listar características de los asesinatos que van desde el de Buck´s Row hasta el de Miller´s Court y cotejar el evento de la calle Pinchin con estos, se concluyó que se trataba de situaciones muy disímiles, y que ese último caso: «…parece más bien ir al lado de los asesinatos de Rainham, Whitehall y Chelsea.» («…It appears rather to go side by side with the Rainham, Whitehall and Chelsea murders.») (3)
Notas.
Capítulo 21
(1) The Thames Torso Murders of 1887-1889, sección: Dismemberment Murders.
(2) The thames torso murders of Victorian London, ps.67-68
(3) El segundo asesino, ps.51-55.
(4) Reporte MEPO 3/140, folios 136-140, del 10 de septiembre de 1889, citado en The ultimate Jack the Ripper sourcebook and illustrated encyclopedia, ps.531-533.
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