JOHN PIZER: EL PRIMER "JACK EL DESTRIPADOR"
Viñeta del ignoto sospechoso "Mandil de Cuero"
El 10 de septiembre de 1888, a consecuencia del deceso de Annie Chapman, fue arrestado un zapatero judío al cual apodaban «Delantal de Cuero» o «Mandil de Cuero» que residía en aquel distrito en compañía de su madrastra y su cuñada en el número 22 de la calle Mulberry esquina calle Comercial. El sargento de la Policía Metropolitana William Thick practicó su detención y lo condujo a la comisaría de la calle Leman, donde se le sometió a interrogatorio, mientras en su casa eran incautados filosos cuchillos de larga hoja, inherentes a su oficio. El detenido clamó ser inocente y su liberación tuvo lugar el 12 de septiembre siguiente gracias, sobre todo, al testimonio de un policía que lo reconoció junto a otros curiosos contemplando el incendio en el muelle de Ratccliffe Highway por la mañana del 31 de agosto de 1888, en horario coincidente con el homicidio de Polly Nichols.
Quien inauguró la leyenda de "Delantal de Cuero", asociando a este misterioso y ficticio sujeto con la escurridiza identidad del asesino de Whitechapel fue el periódico británico The Star ("La Estrella"). es cierto que ese medio de opinión pública no fue el único órgano de prensa en aprovecharse de la conmoción causada por los crímenes cometidos en el este de Londres durante los días finales del verano y el otoño de 1888, pero se erigió como el más icónico periódico amarillista de aquel entonces.
El sensacionalismo del que hizo gala The Star tuvo ostensible impacto en el caso de Jack el Destripador. Del hecho de que los pormenores que ese rotativo aportaba a sus lectores eran escabrosos y con frecuencia falsos, existen abundantes ejemplos.
Sólo por citar uno de ellos, le cupo a aquel diario una intervención determinante en el origen de la leyenda de «Mandil de Cuero» y en el consiguiente arresto de John Pizer, a los cuales ya hemos hecho mención. En sus crónicas sostuvo que uno de sus noteros recorrió los pubs y las pensiones del villorrio en busca de una descripción del homicida y entrevistó a unas cincuenta mujeres, en el breve lapso de tres horas. Todas ellas le habrían proporcionado idénticas señas acerca de un sujeto a quien los residentes motejaban «Mandil de Cuero». En el artículo se retrataba a ese sospechoso como un truhán de cuarenta años, baja estatura, rasgos semitas, cuello muy grueso y bigote negro. Sus movimientos eran sigilosos y siniestros, le centelleaban las pupilas con malevolencia y exhibía una sonrisa repulsiva (1).
(1) Jack el destripador. Diario. comentario de Shirley Harrison, traducción de Jordi Mustieles, ediciones B, Barcelona, España, 1a edición, octubre 1993, página 129.
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