Imágenes: Arriba. Portada de la edición en inglés de "Gente del abismo". Abajo: Fotografía del insigne escritor Jack London. Más abajo: Representación popular de Jack the Ripper.     

Las difuntas que encontraron su patético destino bajo el cuchillo de aquel depredador de estertores del siglo XIX sufrieron la desgracia de haber habitado dentro de uno de los sectores urbanos más conflictivos y miserables de la capital inglesa: el East End; y más precisamente, en el sumergido distrito de Whitechapel (literalmente: "Capilla Blanca", en honor a la iglesia homónima allí emplazada). Dicho segmento de la populosa urbe británica fue calificado indistintamente con los motes de "El abismo" o "El infierno", observándose aquí la nomenclatura que a su respecto acuñase el insigne escritor norteamericano Jack London.
En el año 1902 el artista decidió ir a convivir durante un período con los desamparados en las callejuelas y los albergues situados en los suburbios de la Inglaterra victoriana para redactar, cimentado en sólido conocimiento de primera mano, su impresionante alegato de denuncia social contra las infrahumanas condiciones de vida en el Este de Londres ("Gente del Abismo", Jack London)
La escabrosa celebridad adquirida por el asesino serial Jack el Destripador se construyó a lo largo de un lapso inferior a las diez semanas. De hecho, desde el 31 de agosto de 1888 -óbito de la primera víctima canónica- pasando por la llamada "Noche del doble acontecimiento", y al cabo de aquel octubre, donde su matanza devino novedad de portada en los rotativos británicos, se consolidó su reinado de terror.
A partir de la fatal madrugada del 30 de septiembre de ese truculento año, la prensa y el público se enterarían del alias que se había puesto a sí mismo el criminal. Y aún cuando al presente existen pertinaces recelos de que el inquietante seudónimo se lo atribuyeron periodistas sedientos por vender noticias, lo cierto fue que en todo el orbe se llegó a identificar por medio de aquel pegadizo apodo a ese homicida sin parangón.
Esas escasas semanas fueron suficientes para que el mundo contara con un nuevo icono del miedo. Y, tras transcurrir un mes de octubre bajo una tensa calma precursora de tempestad, el pánico escalaría hasta sus cotas más elevadas. El 9 de noviembre de 1888 el desmembrador concretó la más espeluznante de sus malévolas hazañas cuando en el amanecer de ese día destrozó a Marie Jeannette Kelly, en el interior de un lóbrego cuartucho que aquella atrayente cortesana rentaba en la pensión de Miller´s Court, en el número 26 de la calle Dorset.
Luego saldría para siempre de escena, esfumándose tan abruptamente cuán repentina había devenido su irrupción. Dejaría detrás de sí la sangrienta estela de un puñado de hechos acreditados y las semillas de una persistente leyenda que, de tanto prolongarse en el tiempo, pareciera no alcanzar nunca su fin.


Hola Gabriel,
ResponderEliminarAl respecto, no sé si conoces la teoría sobre el motivo de la especulación inmobiliaria, como móvil de los asesinatos.
Esta teoría la desarrolla el historiador Antonio Ruiz Vera con bastante credibilidad por su parte, implicando en la misma a todo un elenco de personajes, a la postre casi todos desequilibrados, encabezados por Randolph Churchill.
Interesante, ¿no crees?.
Recibe un saludo de tu tocayo.
Gabriel.
Hola tocayo.
ResponderEliminarDel excelente y muy versado autor soriano Antonio Ruiz Vega sólo tuve oportunidad de leer "El cuaderno de Kate Eddowes"; mejor dicho vi el archivo del texto original (no el libro) que el Sr. Antonio Ruiz Vega -a quien sólo conozco a través de Internet- tuvo la gentileza de remitirme por correo electrónico.
En el citado libro de este escritor no se formula la conjetura que mencionas. ¿Dónde la leíste tú?.
Con respecto al asunto de los especuladores inmobiliarios que surgieron en Whitechapel y Spitalfields, tras los crímenes del Destripador, sí supe algo. Este tópico es referido, por ejemplo, en ese viejo pero imperecedero ensayo que es "Otoño de Terror" de Tom Cullen.
Saludos, y a tus órdenes Gabriel, pues siempre resulta un gusto que te comuniques.
Gabriel,
ResponderEliminarEs una teoría que desarrolla
Antonio Ruiz en otro libro que esta inédito,pero del que tuvo la amabilidad de adelantarme sus especulaciones.
Muy interesante, si quieres dime
tu email, y una vez que le consulte ,si no tiene ninguna objeción, te copio sus disertaciones.
Un saludo.
Pensé que ya sabías mi e-mail tocayo
ResponderEliminarEs gabpombo@gmail.com
Escríbeme allí directamente cuando quieras.
También, por cierto, que Antonio Ruiz lo sabe. pues por ese medio nos comunicamos.
Si deseas mándame por mail el trabajo del Sr. Ruiz que mencionas con su nueva teoría. Así, de paso, me queda registrado tu e-mail.
Abrazo
Gabriel Pombo
no pienso que jack halla sido un asesino desorganisado x el contrario era unconosedor del territorio y si bien sus crimenes fueron como un ritual cada uno de ellos e indudablemente hibapreparodo con sus (herramientas) por decirlo de alguin modo ,ademas tenia que ser una persona instruida ,por lo tanto no pertenesia a una clase social baja ,por el contrario tenia conosimiento del espacio fisico y de los movimientos policiales dado que nunca fue visti ni atrapado ,es mas me atrevo a pensar tal vez tubiera sierta relacion con las autoridades ,evidente que padesia de un transtorno spicologico y buscaba sasiar sierta impotencia en dichos crimenes ,en cuanto a gente del abismo exelente libro ,su contenido describe una miseria humana lamentable ,pero real ,bueno para mi es un exelente escritor jack london ,su personalidad y su entrega son admirables octavio
ResponderEliminarEn efecto,al igual que tu opinas lo hace la mayoría de cuantos estudiaron a fondo el asunto.
ResponderEliminarJack the Ripper era, sin duda, un asesino esencialmente organizado. Ejemplos de ello: su dominio total sobre el terreno o coto de caza y el hecho de portar siempre consigo sus armas letales, lo cual son rasgos propios de un matador secuencial organizado.
Empero, como haz visto, yo destaqué, al igual que lo han hecho otros autores (como por caso el criminologo Robert Ressler) algunas facetas que hacen difícil su encuadre estricto dentro de esa categoría, y que lo aproximan más a un asesino en serie de tipo mixto, en tanto muestra también aspectos desorganizados en su accionar fatídico: en especial, su ensañamiento con los cadáveres y la extracción de órganos, conductas que se consideran inherentes a los homicidas seriales desorganizados.
Gracias por participar Octavio.