Jack el Destripador, el Descuartizador del Támesis y las nuevas teorías

    LAS NUEVAS TEORIAS DE LA IDENTIDAD DEL DESTRIPADOR Y EL CASO DEL DESCUARTIZADOR DEL TAMESIS
                ATENEO DE MONTEVIDEO, 4 de julio de 2015

                              Gabriel Pombo en un momento de su alocución

                                        El autor junto al escritor Alejandro Michelena, 
                                      que durante el acto realizara el prólogo de la obra

                 
                      Tal vez Jack the Ripper  también  hubiese sido el  Descuartizador del Támesis 

El pasado 4 de julio de 2015 en las instalaciones del Ateneo de Montevideo tuvo su lanzamiento oficial el libro "Jack el Destripador. La leyenda Continúa" del autor Gabriel Pombo ante un buen marco de público que desafió las inclemencias del desapacible y frío invierno capitalino, y se nucleó en la señera institución cultural.

Tras el correspondiente ágape, los allegados ingresaron al salón Rusconi, donde dio comienzo la ceremonia de apertura con un elaborado power point, en el cual desfilaron imágenes contenidas en la obra y, a modo ambientación, los invitados oyeron música de cámara y canciones acordes con el tema que motivaba el libro, inspirando así el clima apropiado, y ayudando a imaginar el escenario neblinoso de las noches londinenses donde tuvieron cabida las trágicas andanzas del personaje recreado.

El autor pronunció las palabras iniciales y de cierre de la presentación, y el resto de la disertación corrió a cargo del reconocido escritor, ensayista y poeta uruguayo Alejandro Michelena, quien efectuó un detallado prólogo de la investigación histórica, contextualizando y comentando los aspectos esenciales que el lector puede encontrar al adentrarse en el estudio de esta obra.

Aunque el libro había salido a la venta en librerías uruguayas ya desde dos semanas antes, y el autor fue invitado a hablar sobre el mismo en múltiples programas radiales, el concreto lanzamiento requería de un marco como el que tuvo esa noche del sábado 4 de julio pasado. Lo allí vivido colmó sobradamente las expectativas de quien suscribe estas líneas, y  también por medio de este blog reitera su sincero agradecimiento a los entonces presentes y a todos aquellos que le han apoyado en este emprendimiento literario.

El prologuista Alejandro Michelena condujo, en tono ameno e instructivo, a los asistentes a través de un recorrido sumario de cuanto podrían hallar al leer las páginas de "Jack el Destripador. La leyenda continúa". Mencionó, en particular, las novedades y las diferencias que esta edición posee con respecto a versiones anteriores publicadas.

Entre tales primicias, hizo hincapié en el capítulo destinado a exponer las nuevas teorías acerca de la posible (aunque no siempre plausible) identidad del legendario matador serial de Whitechapel. Las hipótesis más verosímiles fueron contextualizadas certeramente junto con aquellas especulaciones que nada más revestían algún valor por ser mediáticas e, incluso, estrafalarias.

Al hablar de estas últimas conjeturas, Michelena no olvidó ingresar en la hipótesis donde se proclama que el sádico ejecutor podría haber sido una mujer despechada (Lizzie Williams, esposa de un connotado cirujano de la Casa Real británica), o bien que el responsable lo constituyese el mustio carretero Charles Cross. Primer testigo en toparse con el cuerpo exánime de la inicial víctima Mary Ann "Polly" Nichols, en la madrugada del 31 de agosto de aquel tétrico otoño de 1888; por sólo recordar dos ejemplos que vienen a cuento.

Igualmente, el disertante aludió al tratamiento conferido en el libro a otros casos criminales contemporáneos a los homicidios de las pobres prostitutas victimadas por Jack the Ripper, que asimismo mantuvieron en vilo y bajo el terror a la población inglesa de la época.

Entre tales casos, resaltó el tratamiento brindado al macabro incidente protagonizado por el llamado "Descuartizador del Támesis" o "Asesino del Torso de Támesis"; vale significar: el siniestro victimario en serie que causó estragos en tiempo similar a la matanza del ultimador secuencial de los barrios bajos de Gran Bretaña.

Como el modus operandi del cual se valía ese otro perpetrador era más discreto que el utilizado por nuestro Jack the Ripper (por lo general sus víctimas ni siquiera fueron identificadas) no alcanzó tanta funesta notoriedad; y sus desmanes, que incluían el desmembramiento y resultaron más atroces que los cometidos por el destripador victoriano, pasaron casi inadvertidos en la historia del crimen.

No obstante, sobre esto último cabría añadir que no faltaron estudiosos, de la talla del experto Michael Gordon, que propugnaron que Jack the Ripper y el Descuartizador del Támesis conformaron un mismo y único individuo. El candidato para este tenebroso doble rol sugerido por dicho ensayista fue Severin Klosowski. Aquel individuo, también recordado bajo el alias de "George Chapman", devino condenado y ejecutado por envenenar a sus tres esposas y, pese a haber aplicado tan antagónico método de ejecución, en la historia del delito se lo considera un clásico sospechoso a la identidad del eviscerador del East End.

¿Realidad o fantasía? Sea como fuere, nadie puede asegurar con pruebas irrefutables si ambos asesinos no constituyeron en verdad uno sólo. Sobre todo no es posible garantizarlo, cuando la más moderna criminología cuestiona que los homicidas seriales siempre empleen rígidamente un idéntico modus operandi al acometer sus barbaries.

Si un mismo sujeto pudo valerse de ambos sistemas de eliminación, puede que Jack el Destripador y el Asesino del Torso de Támesis fueran uno sólo. Y, quizás, la figura elegantemente vestida, de bastón y galera, que recorre las calles en un atardecer otoñal con el Big Ben y otros edificios londinenses como telón de fondo, encarnase a dos criminales supuestamente diferentes.
Tal vez entonces, sin saberlo quien escribe, la imagen de la portada de "Jack el Destripador. La leyenda continúa" -sin el lettering-, arriba reproducida, represente también una evocación del no menos mortífero Descuartizador del Támesis.

           Portada y contratapa de la última edición de "Jack el Destripador. La leyenda continúa"

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